El potaje de vigilia es un plato típico de la gastronomía española que se suele consumir durante la Cuaresma y la Semana Santa. Se trata de un guiso de garbanzos con espinacas y bacalao, que se aromatiza con pimentón, comino y azafrán. El potaje de vigilia tiene su origen en la tradición cristiana de abstenerse de comer carne los viernes y otros días señalados, por lo que se recurría al pescado salado y las legumbres como ingredientes principales.
Para preparar el potaje de vigilia se necesitan garbanzos secos, que se deben poner en remojo la noche anterior, bacalao desalado, que se puede comprar ya listo o desalarlo en casa cambiando el agua varias veces, y espinacas frescas, que se lavan y se trocean. También se necesita un sofrito de cebolla, ajo y tomate, al que se le añade el pimentón, el comino y el azafrán. Se cuecen los garbanzos en una olla con agua y una hoja de laurel hasta que estén tiernos, y luego se incorpora el sofrito y el bacalao troceado. Se deja cocer todo junto unos minutos más y se añaden las espinacas al final. Se puede servir el potaje de vigilia con huevo duro picado por encima o con rebanadas de pan frito.
Este plato tiene como ingrediente principal los garbanzos. Los garbanzos son unas legumbres muy nutritivas que aportan energía, proteínas, fibra y grasas saludables. Además, son una buena fuente de vitaminas, especialmente del grupo B, que intervienen en el metabolismo celular, el sistema nervioso y la formación de glóbulos rojos. Entre las vitaminas de los garbanzos, destacan:
– La vitamina B1 o tiamina, que ayuda a transformar los hidratos de carbono en energía y a mantener el funcionamiento normal del corazón y el cerebro. Los garbanzos cubren el 41% de la cantidad diaria recomendada de esta vitamina.
– La vitamina B6 o piridoxina, que participa en la síntesis de proteínas, neurotransmisores y hemoglobina. También regula los niveles de homocisteína, un aminoácido que puede dañar las arterias. Los garbanzos aportan el 39% de la cantidad diaria recomendada de esta vitamina.
– La vitamina B9 o ácido fólico, que es esencial para el crecimiento y la división celular, la formación del ADN y el desarrollo del sistema nervioso. Es especialmente importante para las mujeres embarazadas, ya que previene defectos congénitos en el feto. Los garbanzos contienen el 93% de la cantidad diaria recomendada de esta vitamina.
Otras vitaminas de los garbanzos son la vitamina A, que contribuye a la salud de la piel, la visión y el sistema inmunitario; la vitamina C, que tiene acción antioxidante, favorece la absorción del hierro y estimula las defensas; la vitamina E, que protege las células del estrés oxidativo y previene el envejecimiento prematuro; y la vitamina K, que interviene en la coagulación sanguínea y la salud ósea.
Acompañan a este plato las espinacas, que entre sus propiedades nutricionales destacan las vitaminas A, C y K, que contribuyen a la salud de la piel, el cabello, los huesos y el sistema inmunitario. Además, las espinacas son ricas en ácido fólico, hierro, magnesio y calcio, que ayudan a prevenir la anemia, regular el azúcar en la sangre y fortalecer los músculos y los nervios. Y el bacalao, que es rico en proteínas de alto valor biológico, que aportan todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita. También contiene vitaminas del grupo B, especialmente la B12, que interviene en la formación de glóbulos rojos y el funcionamiento del sistema nervioso. Además, el bacalao tiene minerales como el fósforo, el potasio, el yodo y el selenio, que participan en el metabolismo energético, la actividad muscular, la regulación de la glándula tiroides y la protección antioxidante.
Una excelente opción, porque reúne en un solo plato todos los nutrientes esenciales.
Potaje de vigilia
4
Personas30
Minutos40
Minutos280
kcal/raciónIngredientes
400 gr de garbanzos cocidos
1 Cebolla
1/2 Pimiento verde
2 Dientes de ajo
2 Tomates rallados
1 cda de pimentón dulce
1/2 Cucharada de comino molido
250 gr de espinacas
500 gr de bacalao fresco o desalado
1 ltr de caldo de verduras o agua
4 Huevos cocidos
2 Hojas de laurel
Sal
AOVE
Preparación:
La noche anterior, ponemos los garbanzos en una cazuela y los cubrimos con abundante agua, que los cubra por completo. Dejamos los garbanzos en remojo durante toda la noche.
También podemos comprarlos ya cocidos y nos ahorramos este proceso.Si optamos por cocerlos nosotros, al día siguiente, en una cazuela, con agua hirviendo, ponemos estos garbanzos ya escurridos, añadimos 1 zanahoria y la parte blanca de un puerro. Lo tapamos y dejamos que cuezan durante alrededor de 2 horas. Si utilizamos una olla exprés, estarán listos en unos 25 minutos, dependiendo del tipo de garbanzo y dureza del agua.
Mientras los garbanzos se cuecen, preparamos un sofrito. Para ello, en una sarten, ponemos un chorrito de aceite y lo calentamos a fuego suave. Cuando esté caliente, añadimos la cebolla, el ajo picado y el pimiento verde. Salpimentamos y dejamos que se cocinen unos 10 - 15 minutos a fuego suave mientras removemos todo con frecuencia.
Pasado este tiempo, cuando la cebolla y el pimiento estén blanditos, agregamos el tomate triturado. Removemos nuevamente para que se integre el tomate y dejamos que se cocine todo otros 10 minutos más.
Cuando el tomate haya soltado el agua, añadimos 2 hojas de laurel, el pimentón y el comino molido, removemos un poco y añadimos los garbanzos cocidos, removemos durante unos 5 minutos y añadimos el caldo de verduras o, en su caso agua.
Si no te gusta encontrarte trozos de verdura puedes poner el sofrito vaso batidor, añadiendo el caldo y batiendo bien hasta que quede todo muy triturado, sin grumos.Cuando el guiso rompa a hervir, añadimos las espinacas poco a poco. Al principio parecerán muchas, pero irán menguando.
Tapamos y dejamos cocinar durante otros 10 min.Ahora añadimos el bacalao en trozos, con la piel para abajo. Cocinamos 10 min más, y listo.
Servimos en un plato y decoramos con huevo cocido.