Potaje de vigilia: tradición, sabor y nutrición en cada cucharada
Hay platos que saben a hogar, a historia, a costumbre. El potaje de vigilia es uno de esos guisos que han pasado de generación en generación, especialmente durante la Cuaresma y Semana Santa, cuando la tradición cristiana invita a dejar de lado la carne y apostar por el pescado y las legumbres. Y es que este plato, con garbanzos, espinacas y bacalao, no solo reconforta: también nutre, cuida y sorprende por lo completo que es.
El bacalao, protagonista indiscutible, es un pescado blanco bajo en grasa pero rico en proteínas de alto valor biológico. Aporta vitamina B12, esencial para el sistema nervioso, y minerales como fósforo, potasio, yodo y selenio, que ayudan a regular el metabolismo energético y protegen frente al daño oxidativo. Además, al ser salado y fácil de conservar, se convirtió en el ingrediente estrella de muchas recetas tradicionales en tiempos de ayuno.
Los garbanzos, por su parte, son una fuente poderosa de proteínas vegetales, fibra soluble e insoluble y grasas saludables. Contienen vitaminas del grupo B —como B1, B6 y B9 (ácido fólico)— que favorecen el metabolismo y la salud cerebral, además de minerales como hierro, magnesio, fósforo y potasio. También aportan vitaminas A, C, E y K, que fortalecen el sistema inmunológico, cuidan la piel y contribuyen a la salud ósea. Son saciantes, energéticos y ayudan a regular el colesterol y el azúcar en sangre.
Las espinacas frescas completan el trío con su perfil nutricional impresionante. Ricas en vitaminas A, C y K, ácido fólico, hierro, magnesio y calcio, son aliadas de la salud muscular, ósea y nerviosa. Ayudan a prevenir la anemia, regulan el azúcar en sangre y aportan ese color verde vibrante que da vida al plato.
Todo esto se aromatiza con especias como pimentón, comino y azafrán, que no solo elevan el sabor, sino que también aportan propiedades digestivas, antiinflamatorias y antioxidantes. El resultado es un guiso cálido, lleno de matices, perfecto para compartir en familia o disfrutar en soledad con una buena rebanada de pan integral.
El potaje de vigilia es mucho más que una receta tradicional: es una forma de comer bien, de conectar con nuestras raíces y de cuidar el cuerpo sin renunciar al sabor.
Potaje de vigilia
4
Personas30
Minutos40
Minutos280
kcal/raciónIngredientes
400 gr de garbanzos cocidos
1 Cebolla
1/2 Pimiento verde
2 Dientes de ajo
2 Tomates rallados
1 cda de pimentón dulce
1/2 Cucharada de comino molido
250 gr de espinacas
500 gr de bacalao fresco o desalado
1 ltr de caldo de verduras o agua
4 Huevos cocidos
2 Hojas de laurel
Sal
AOVE
Preparación:
La noche anterior, ponemos los garbanzos en una cazuela y los cubrimos con abundante agua, que los cubra por completo. Dejamos los garbanzos en remojo durante toda la noche.
También podemos comprarlos ya cocidos y nos ahorramos este proceso.Si optamos por cocerlos nosotros, al día siguiente, en una cazuela, con agua hirviendo, ponemos estos garbanzos ya escurridos, añadimos 1 zanahoria y la parte blanca de un puerro. Lo tapamos y dejamos que cuezan durante alrededor de 2 horas. Si utilizamos una olla exprés, estarán listos en unos 25 minutos, dependiendo del tipo de garbanzo y dureza del agua.
Mientras los garbanzos se cuecen, preparamos un sofrito. Para ello, en una sarten, ponemos un chorrito de aceite y lo calentamos a fuego suave. Cuando esté caliente, añadimos la cebolla, el ajo picado y el pimiento verde. Salpimentamos y dejamos que se cocinen unos 10 - 15 minutos a fuego suave mientras removemos todo con frecuencia.
Pasado este tiempo, cuando la cebolla y el pimiento estén blanditos, agregamos el tomate triturado. Removemos nuevamente para que se integre el tomate y dejamos que se cocine todo otros 10 minutos más.
Cuando el tomate haya soltado el agua, añadimos 2 hojas de laurel, el pimentón y el comino molido, removemos un poco y añadimos los garbanzos cocidos, removemos durante unos 5 minutos y añadimos el caldo de verduras o, en su caso agua.
Si no te gusta encontrarte trozos de verdura puedes poner el sofrito vaso batidor, añadiendo el caldo y batiendo bien hasta que quede todo muy triturado, sin grumos.Cuando el guiso rompa a hervir, añadimos las espinacas poco a poco. Al principio parecerán muchas, pero irán menguando.
Tapamos y dejamos cocinar durante otros 10 min.Ahora añadimos el bacalao en trozos, con la piel para abajo. Cocinamos 10 min más, y listo.
Servimos en un plato y decoramos con huevo cocido.